Emociones vocales y musicales. ¿Cómo las procesa el cerebro?

El cerebro humano ha desarrollado mecanismos específicos para la percepción y la decodificación de señales emocionales. Una de las regiones cerebrales más importantes para este cometido es el sistema límbico, que comprende varias áreas corticales, pero principalmente estructuras subcorticales ubicadas en el lóbulo temporal medio y en el tronco encefálico, como son la amígdala y el hipocampo. Ambas están intensamente conectadas entre sí, además de las que mantienen con otras áreas de las vías nerviosas aferentes y eferentes del sistema auditivo.

Dichas estructuras, amígdala e hipocampo, mantienen una sensibilidad común, pero también diferencial, a la valencia, la intensidad y las características acústicas y estructurales de las emociones transmitidas por la voz y la musica.

Es aceptado que la amígdala proporciona la evaluación afectiva del estímulo y contribuye a la reacción emocional, mientras que el hipocampo se responsabiliza de la codificación de la memoria. Este, además, también contribuye al procesamiento emocional e influye en el de la amígdala.

Mientras que la amígdala podría estar involucrada específicamente en una decodificación más genérica o global del valor emocional de las voces y la música, el hipocampo podría procesar emociones vocales y musicales más complejas, desempeñando un papel importante en sus asociaciones contextuales basadas en la memoria.

Emociones transmitidas por la voz

La amígdala es especialmente sensible a las señales vocales de miedo o ira, así como a las de tristeza, en general a las emociones consideradas como negativas. Suele explicarse por razones evolutivas, debido a la necesidad de la detección prioritaria sonora de amenazas inminentes, para garantizar la supervivencia. Sin embargo, también se ha hallado que la amígdala es sensible y se activa ante emociones excitantes positivas, como la vivencia de intensos momentos de felicidad.

El hipocampo, a su vez, se activa ante expresiones vocales negativas y positivas, relativas al miedo, la felicidad, la sorpresa o la ira. Una característica claramente diferenciada con la amígdala es su sensibilidad a los diferentes tipos de risa, como la risa positiva (risa emocional) y la risa con connotaciones negativas, que es socialmente más compleja (risa burlona). En este caso, no hay activación de la amígdala pero sí del hipocampo.

Emociones transmitidas por la música

En cuanto a las emociones musicales, ambas estructuras (amígdala e hipocampo) responden a las agradables o positivas, como desagradables o negativas.

La amígdala y el hipocampo son sensibles a la música triste (con letra, en el caso de la amígdala) en comparación con la neutra, y la amígdala responde a la música de miedo en comparación con la música relajante. Estudios de neuroimagen muestran que ambas estructuras responden a la disonancia de la música y que la amígdala es específicamente relevante para la percepción de acordes musicales disonantes.

Se aprecia que tanto la amígdala como el hipocampo están activos mientras se ven imágenes emotivas acompañadas de música, ante películas neutras combinadas con música agradable o desagradable,  o cuando se escucha música emotiva desagradable con los ojos cerrados, pero no si se mantienen abiertos

En general, el procesamiento de las emociones estéticas expresadas en la música depende del contexto temporal de la música, pero también del contexto social y cultural. El hipocampo, en particular, podría ser muy sensible a estos cambios sociales y ajustes contextuales.

Por tanto, puede deducirse que la música alegre, con o sin letra, son igualmente excitantes, mientras que la música triste, con voz cantada, podría proporcionar una intensidad emocional adicional, por la contribución de la amígdala, aumentando el efecto de excitación multimodal.

Conclusiones

Las evidencias sugieren que tanto la amígdala como el hipocampo responden a las emociones transmitidas por la voz y la música, aunque mantienen algunas diferencias en su procesamiento emocional en base a la naturaleza diferencial de su valor comunicativo.

Este breve y simplificado resumen se ha obtenido del siguiente documento en el que se trata con profundidad y detalle el procesamiento emocional de la voz y la música en dichas estructuras subcorticales.

Ref.: Frühholz, S., et al., (2014). The role of the medial temporal limbic system in processing emotions in voice and music. Prog. Neurobiol.

Créditos imagen: Natasha Connell

2 Comentarios
  • MARC SERRA GRIERA
    Publicado a las 16:22h, 27 octubre Responder

    Muy interesante, Jordi. Como siempre.

    Es decir, la amígdala actúa sólo como alarma, mientras que el hipocampo guarda relaciones de redes neuronales más extensas. ¿Podría ser?
    Yo podría añadir, si me permites, que el giro parahipocampal también se asocia a las emociones negativas producidas por la música.

    Saludos,

    Marc

    • Jordi A. Jauset
      Publicado a las 08:18h, 28 octubre Responder

      Sí Marc, más o menos es así pues cuando se intenta simplificar posiblemente se cometan errores. La amígdala y el hipocampo mantienen numerosas conexiones entre sí y con diversas vías, aferentes y eferentes y/o áreas del sistema auditivo. Este es uno de los pocos documentos en el que se cita que la amígdala también se activa con emociones positivas. Creo que la activación para emociones positivas y negativas se producía en distintas zonas de la amígdala (complejo basolateral, centromedial y superficial). En cuanto a lo del giro parahipocampal, si que existe esa relación que indicas. Gracias por tu comentario.

      Saludos

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