La música es la medicina del alma y…del sistema nervioso

¿Puede la música influir en la producción de mielina? Hay estudios que, prudentemente, así lo indican. Pero, …vayamos por partes.

La mielina es una capa aislante, formada por proteínas y sustancias grasas, que rodea a los axones de las neuronas facilitando la propagación de los impulsos nerviosos (los potenciales de acción) a través del sistema nervioso. Esta información viaja a mayor velocidad (hasta unas 200 veces) en aquellas fibras nerviosas cuyas neuronas disponen de mielina, en comparación con las que carecen de ella.

En el sistema nervioso central, está sustancia la producen los oligodendrocitos, un tipo de células gliales, y pueden actuar simultáneamente en varios axones a la vez. Esta vaina o recubrimiento, que no es continuo sino que está interrumpido por los nodos de Ranvier, se deteriora con la edad, pero a lo largo de la vida puede ser reemplazada por la actuación de nuevos oligodendrocitos.

En el sistema nervioso periférico, en el que existen fibras nerviosas con y sin mielina, es producida por las células de Schwann, pero a diferencia de los oligodendrocitos solo pueden actuar en un axón, y no en varios a la vez.

El proceso de mielinización se acelera a partir del nacimiento y finaliza alrededor de los 25 años (30 años según algunos autores), siendo el lóbulo frontal, sede de las funciones ejecutivas, la última parte en completarse.

Diversos estudios indican que puede producirse mielina aun después de los 25-30 años y que el aprendizaje de habilidades motoras finas (como las involucradas en la práctica musical) puede estimular su producción. Ello es posible porque la actividad neuronal involucrada en el aprendizaje es capaz de impulsar la división y diferenciación de las células progenitoras de oligodendrocitos (OPC) que podrán reemplazar la mielina dañada o podrán suministrar nueva mielina para nuevos axones (Hughes and Stockon, 2021). Es un proceso similar a lo que sucede durante la neurogénesis, cuando las células madre neurales se convierten en nuevas neuronas. La diferencia es que las células madre neurales pueden convertirse en otras neuronas, en OPC y en otro tipo de células glía llamadas astrocitos. Pero, los OPC solamente pueden convertirse en oligodendrocitos.

Los estudios sobre la influencia del aprendizaje musical en el incremento de mielina, muestran, con la ayuda de imágenes de resonancia magnética, que la práctica musical conduce a incrementos de volumen de materia blanca en diversas regiones del cerebro. Entre ellas, el cuerpo calloso (formado por unos 200 millones de axones) que intercambia información entre ambos hemisferios cerebrales (Schlaugh et al., 1995; Bengtsson et al., 2005; Hyde et al., 2009), o el fascículo arqueado, que conecta áreas del lóbulo temporoparietal con el frontal, siendo probable que dicho aumento en la densidad o volumen refleje a su vez, aumentos en la mielina.

Estos hallazgos indican que la mielinización está afectada por la práctica musical en edades juveniles, cuando aún se está formando la mielina por primera vez, pero también en edades posteriores (Moore et al., 2017).

El aprendizaje y práctica de cualquier actividad musical (instrumento, canto, danza) incide en la generación de nuevas neuronas, nuevas sinapsis y nueva mielina a causa de la combinación de movimientos motores finos y gruesos simultáneos con la implicación sensorial de la vista, tacto y oído.

Ya sea de forma individual o grupal, la música, cuando se utiliza correctamente, favorece y mejora las funciones cerebrales, tanto individuales como sociales.

Fotografía: Kellly Sikkema

Ref.: Sherman, L., & Plies, D. (2023). Every Brain needs music. Columbia University Press.

Sin comentarios

Escribe un comentario