La música y los mercados financieros

Hace unos días leí un artículo que me sorprendió y a la vez me pareció utópico y fuera de lugar. Pero, reflexionando, hallé argumentos que en cierta forma podían validarlo.

Ya sabemos cómo afecta la música a las emociones y de ahí sus aplicaciones en una diversidad de ámbitos como la salud, educación, marketing, deporte,…Pero, que la música que escuchamos pueda influir en la economía de un país parece algo irreal, una serie de ficción. No obstante,…vayamos por partes.

Cuando escuchamos música, solemos elegir aquella canción u obra musical que refleja nuestro estado de ánimo. Si estamos contentos y alegres, no elegiremos escuchar, por ejemplo, el preludio en Mi menor de Chopin. Y si estamos tristes, seguramente no nos apetecerá escuchar al grupo de heavy rock AC/DC. Como siempre, habrá excepciones, pero la mayoría de personas suele escuchar o seleccionar aquella música que refleja su estado de ánimo.

En cuanto a la economía, una de las variables que más le afecta, sin duda alguna, es la confianza: de los consumidores, empresarios y/o inversores. Si hay confianza (afectada esta a su vez por  otras variables socio-económico-políticas) puede trasladarse y reflejarse positivamente en el mercado de valores.

Entonces, ¿es posible relacionar música-estado de ánimo-confianza y economía? ¿Puede medirse la confianza de la población de un país mediante la música que preferentemente escucha?

Te invito a que leas el artículo de Edmans, Fernández-Perez, Garel e Indriawan publicado el pasado mes de agosto en el Journal of financial Economics, en el que se expone cómo es posible “medir” el sentimiento nacional de un país a través de la música consumida por Spotify, quien diariamente publica las canciones, por géneros musicales, más escuchadas en cualquier país. Su big data mundial lo hace posible, así como la obtención de cualquier índice que considere interesante, utilizando los algoritmos adecuados.

Lo que más sorprende es la correlación que los autores hallan entre el sentimiento musical y los rendimientos del mercado variable, y que Andy Haldane, director del Banco de Inglaterra, aconseje a sus colegas que examinen el estado de ánimo musical de la nación a la hora de contemplar cambios en el tipo de interés del banco.

¿Estamos ante el nacimiento de la “neuroeconomía musical”?

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