
31 May ¿Puede la música evitar muertes?
La evidencia científica constata la potencialidad de la música y sus beneficiosos efectos en todas las dimensiones del ser humano: física, fisiológica, emocional, mental, social, espiritual…De ahí sus aplicaciones en la mejora de la calidad de vida, en la educación, en el deporte y, ampliamente utilizada en el marketing sensorial como herramienta empresarial para aumentar el consumo.
Una de las fortalezas de la música es su capacidad de evocar emociones y, por tanto, de los correspondientes cambios en los parámetros fisiológicos (hormonas, tasa cardíaca y respiratoria…) que subyacen con el estado emocional. Cualquier actividad musical, ya sea el canto, el baile, la interpretación instrumental o simplemente la escucha, es una actividad muy dinámica para el cerebro, generándose respuestas a través del sistema nervioso que afectan a las constantes fisiológicas, así como a la bioquímica cerebral.
Una reciente investigación de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) liderada por el profesor Matt McCrary y el reconocido investigador-músico-neurólogo Eckart Altenmüller, basada en 26 publicaciones y 779 participantes (con una edad media 60 años), afirma que “la música, de forma similar al ejercicio físico, modifica los patrones de activación del sistema nervioso autónomo, aumentando la capacidad de responder eficazmente al estrés, mejorando nuestra salud y bienestar general. Así, si el ejercicio físico se asocia a la prevención de 1,6 millones de muertes anuales, y considerando que la música puede tener la mitad de este impacto, podría estimarse de la prevención de 800.000 muertes anuales, una cifra realmente considerable. Una de las hipótesis de trabajo de este grupo de investigación, es el uso de la música como prevención ante enfermedades no transmisibles como, por ejemplo, las cardiovasculares.
Ya existen antecedentes al respecto. En un estudio presentado en la Sociedad Europea de Cardiología, el año 2013, se midió el efecto de la música sobre una serie de marcadores relacionados con el endotelio vascular, la lámina que recubre el interior de los vasos sanguíneos y que tiene un papel primordial en el ajuste de la función vascular por la producción de óxido nítrico (NO) y otros vasodilatadores que disminuyen la resistencia vascular. Se concluyó que la simple escucha de música, podía aumentar la producción de óxido nítrico y, con ello, mejorar la protección vascular.
La música es, también, utilizada para tratar la ansiedad y depresión, males endémicos de la sociedad actual que provocan numerosos casos de suicidios. La etapa del confinamiento, debido a la pandemia, ha dado lugar a diversos estudios con resultados positivos en cuanto a los beneficios que la música puede aportar para mejorar la salud mental.
Esta potente herramienta, que es la música, debe ser correctamente utilizada y gestionada por los profesionales acreditados. La música debe individualizarse para conseguir los mejores resultados, de forma similar a la individualización de una dieta alimentaria, del ejercicio físico, de los fármacos… Hemos de recordarlo pues facilita que, con dicha personalización, se alcancen los mejores resultados.
Con relación a qué tipo de música es la que produce mejores resultados, la mayoría de estudios concluyen que es aquella que más agrada. Para unos la denominada clásica y para otros, quizás el heavy metal, entre otros muchos géneros musicales.
Estos son algunos de los aspectos que se exponen en el Máster en Neuromúsica de la consultora NUS, acreditado por la UCAM, con el objetivo de formar a asesores-consultores que dominen los mecanismos de interacción música-cerebro y conozcan sus beneficios en la salud y educación, al margen de sus aplicaciones en otros ámbitos, como pueden ser el deporte y el marketing sensorial.
Fuente: la música calma el alma. Una investigación sugiere que podría evitar 800.000 muertes al año (Lily Kelly)
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