
13 Oct ¿Quieres que los asistentes a tus conciertos bailen frenéticamente? La neuromúsica te da la respuesta.
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Si eres cantante o músic@ y quieres que los asistentes a tus conciertos bailen frenéticamente, solo tienes que realzar las frecuencias graves en tus instrumentos musicales, incluso por debajo del umbral audible (infrasonidos).
Bailamos y nos movemos más cuando la música que escuchamos tiene más sonidos graves, eso sí, con un tempo y ritmo adecuados. Es algo que todos hemos experimentado en alguna ocasión. Los grandes éxitos de la música pop suelen iniciarse con una introducción del baterista seguida por unos compases del bajo,…y este sonido, que va aumentando de volumen, nos prepara e induce al movimiento a través de los impulsos nerviosos rítmicos que reciben las motoneuronas y que transfieren a los músculos de las extremidades. Los sonidos graves, pues, juegan un papel especial en la transmisión del ritmo y en la estimulación sincrónica motora.
Actualmente, estudios de neuromúsica indican que son los infrasonidos que no “oímos” pero sí “sentimos” los responsables de contribuir o realzar el movimiento durante el baile.
Las vibraciones de bajas frecuencias, las frecuencias graves, se procesan a través de vías vestibulares y táctiles, además de las auditivas, aumentando la necesidad placentera del movimiento y contribuyendo ventajosamente a la percepción y a la sincronización del movimiento. Recordemos que, aunque nuestro sistema auditivo no pueda responder a ellos, también somos sensibles a los infrasonidos a través de fenómenos físicos de resonancia corporal.

Verificaciones mediante estudios de electroencefalografía (EEG) muestran que los sonidos graves producen una mayor actividad cortical (mayor amplitud eléctrica) que las frecuencias agudas, independientemente de su intensidad o volumen sonoro y que puede contribuir en la inducción de una mayor actividad motora (Cameron et al., 2022). Otros estudios indican que una posible causa sea la mayor asignación de recursos atencionales a las propiedades temporales del estímulo (Lenc et al., 2018).
Así, si deseas inducir o impulsar a las personas a moverse con el ritmo de la música, los conocimientos neurobiológicos actuales indican que es posible realzando las frecuencias graves de tus instrumentos musicales, en valores cercanos al umbral mínimo audible (20 Hz).
Créditos fotografía: Concierto de Rebeka Brown en Sevilla (El fuerte mágico)
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