EL PODER DE LA MÚSICA

Para comprender cómo y por qué nos afecta la música es necesario profundizar en el  conocimiento del cerebro. A medida que, en este sentido, avancen las investigaciones de la neurociencia, aumentarán las posibilidades de utilizar favorablemente las propiedades o características de nuestra respuesta evolutiva e instintiva a la música.

Recordemos que todo lo que pensamos, sentimos, hacemos o percibimos, en última instancia, surge y se filtra a través de un conglomerado de materia blanca y gris, de apenas 1,3 kg de peso, con un consumo energético importante (aproximadamente la quinta parte del total) y multimillonario en células nerviosas y sus conexiones.

Hace muchos cientos de años que el ser humano intenta dilucidar los misterios y las complejidades de la mente y la música. En la antigua Grecia, los médicos y académicos describían cómo los estados de angustia parecían surgir de áreas específicas del cerebro, y estaban convencidos del vínculo existente entre  “medicina” y  “música”. Observaron que a través de la música podía recuperarse el equilibrio mental, armonizar el alma y lograr la catarsis emocional. En culturas anteriores, como la egipcia, la música era considerada como un medio de comunicación con la divinidad, a la vez que un tratamiento para determinadas enfermedades mentales. Si bien nuestra metodología y tecnología han evolucionado desde entonces, la búsqueda principal de este conocimiento sigue siendo la misma.

El cerebro humano evolucionó desarrollando una extensa corteza prefrontal (sede de las funciones ejecutivas) pero manteniendo a la vez estructuras más primitivas o ancestrales, como las límbicas (emociones y memoria), propias de los mamíferos.  Ello se traduce en que, por una parte seamos capaces de pensar y comunicarnos mediante complejas representaciones simbólicas, al mismo tiempo que podemos comportarnos de forma impulsiva, con conductas gobernadas por  el sistema emocional, a expensas del sistema nervioso autónomo.

La potencia de la música, en cualquiera de sus múltiples modalidades, tiene una sólida base científica. Se explica en base a que en su percepción intervienen múltiples áreas cerebrales. Entre otras, pueden citarse las cortezas auditiva, visual, somatosensorial y motora,  el cerebelo,  aquellas  que gestionan las emociones (amígdala, corteza orbitofrontal y cingulada anterior), el hipocampo (memoria), y las relativas al sistema de recompensa (vía dopaminérgica mesolímbica). Sus patrones de activación neuronal dependerán de una multiplicidad de variables (si me gusta o disgusta la música que escucho, si estoy interpretando un instrumento con música conocida o improvisando, si estoy bailando o cantando, etc.) moduladas por situaciones y variables tanto personales como del entorno.

Una de las aportaciones más relevantes de las técnicas de neuroimagen y neurofisiológicas, ha sido la posibilidad de visualizar y medir la actividad cerebral ante los estímulos musicales, lo cual facilita, entre otros, el desarrollo de aplicaciones y/o estrategias para ser utilizadas en la  musicoterapia. Con ello se consigue optimizar qué tipo de música es la más adecuada para obtener una determinada respuesta cognitiva, motora o emocional, conociendo de antemano el historial musical del paciente, para recuperar o atenuar en la medida de lo posible las deficiencias funcionales en estados de enfermedad, o bien, optimizarlas en estados de bienestar. Si bien es posible que no puedan regenerarse aquellas áreas atrofiadas por derrames cerebrales o enfermedades neurodegenerativas, sí podrá activarse o modularse la conectividad en áreas involucradas en el procesamiento emocional, pensamiento abstracto, atención, recompensa y motivación. La plasticidad cerebral facilita la creación de nuevas vías neuronales quedesarrollan mecanismos compensatorios para reducir la gravedad de los síntomas ocasionados por la interrupción de conectividad de las lesiones anatómicas, permitiendo el uso de rutas alternativas para alcanzar el objetivo primordial del cerebro: la supervivencia.

El entrenamiento o aprendizaje musical favorece cambios estructurales y funcionales cerebrales. Las técnicas de neuroimagen muestran cómo en unos días, semanas, meses y/o años, aumentan los volúmenes de materia blanca y gris en determinadas áreas y vías nerviosas implicadas en el proceso musical. El beneficio no es exclusivamente musical sino que dichos cambios favorecen, también, la adquisición de habilidades en tareas no específicamente musicales. Así, una mejora en las funciones ejecutivas  desarrollada por la práctica musical, tendrá su repercusión positiva en otros ámbitos distintos, por ejemplo,  el laboral.  

Pero, recordemos que el cerebro controla no solo nuestros estados mentales, sino también los fisiológicos. Existe una conexión bidireccional entre los procesos fisiológicos y los emocionales-cognitivos pues ambos influyen recíprocamente en unos y otros. Puede destacarse el rol importante del hipotálamo, cómo “interface” entre el sistema nervioso y el endocrino-hormonal. La música estimula y modula nuestras respuestas fisiológicas afectando a nuestros ritmos cardiaco, respiratorio e incluso a los niveles de marcadores inflamatorios por sus positivos efectos en las enfermedades inducidas por estrés neurológico y crónico.

Si reflexionamos por unos instantes acerca de los importantes beneficios que nos brinda la música más allá del simple entretenimiento, cómo medio de cohesión entre pueblos,  su contribución a la salud y bienestar, mejorando la calidad de vida y potenciando las conexiones sinápticas con repercusión positiva en las funciones cognitivas ¿no debería considerarse como un pilar básico y fundamental en el currículum escolar?  La música no es solo arte, también es lenguaje, ciencia, medicina,… Tal como citó el músico Bono, “la música puede cambiar el mundo porque puede cambiar a la gente.” ¿Somos conscientes de lo poderosa que es la música?

Referencia: Setting the stage: neurobiological effects of music on the brain.

1Comment
  • Omar Peña Grau
    Publicado a las 11:09h, 25 junio Responder

    La música y el sonido tiene enormes posibilidades de ser una herramienta de acceso a otras realidades. En la educación puede acceder a la conciencia primaria (inconsciente) de forma consciente, de tal forma que somos capaces de comprender el total del proceso de la percepción de una realidad de imaginación autoorganizativa. Para mayor información visite http://www.neia.cl

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