Eppur si muove…

Sí, lo has adivinado. Es la frase que dijo Galileo después de abjurar de la visión heliocéntrica del mundo ante el tribunal de la Santa Inquisición, en el año 1633, aunque los historiadores mantienen sus dudas de que fuera cierto.

Pero, cierto es que los seres humanos somos seres energéticos, entre otros, porque la actividad neuronal implica la transmisión o propagación de miles y millones de pequeños impulsos eléctricos y esa minúscula actividad puede registrarse mediante los electroencefalogramas.

Hace unos pocos años pude tener la oportunidad de registrar y, posteriormente visualizar, mi actividad cerebral en movimiento durante la asistencia a un concierto del fantástico grupo de armónicos MuOM en Barcelona. Ello fue posible gracias al músico, pedagogo y emprendedor Ernesto Briceño, Ceo de Evoca y director del CEM María Grever y la empresa Blue Mirror.

La simple escucha musical dinamiza la conectividad cerebral (la música es un estimulador neuroplástico) y es una actividad muy recomendable, incluso para activar las áreas motoras cerebrales aun cuando estemos en una posición pasiva. Ello puede ser de gran utilidad para las personas que están impedidas o tienen dificultad para moverse. Investigaciones recientes apuntan al incremento de los factores neurotróficos (BDNF) durante la escucha musical, de forma similar a lo que ocurre durante la actividad física.

Si te apasiona conocer cómo puede afectarnos la música, recuerda que el próximo mes de marzo se inicia un Máster en Neuromúsica (online) y que las plazas son limitadas, pues el objetivo primordial es ofrecer una formación de calidad lo más personalizada posible. El equipo de profesores está altamente motivado y preparado para compartir sus conocimientos y experiencias.

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